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Abrió sus ojos y se encontró con más de diez pares de pupilas que la examinaban. Pertenecían a todas caras conocidas, todas de amigos o familiares que la querían. Habían llegado desde varios puntos de la ciudad, en cuatro o cinco autos, y la observaban desde arriba, encorvándose un poco sobre su cama.

Estaba triste, con ganas de llorar. Aunque intentaba evitarlo, para no preocupar a sus visitantes, sus ojos demostraban cansancio y la inclinación de sus labio, dolor. Ese dolor que desde hacía tanto tiempo la venía acompañando y la obligaba a calcular fríamente sus movimientos y evitar algunas comidas. Ese dolor que hasta parecía cómodo dentro suyo. Tanto, que no creía que vaya a irse nunca de allí.

La saludaron. Los turistas, invasores de esa pena absoluta, querían saber cómo estaba. Como si no supieran que sufría en silencio, como si estuvieran esperando una mentira para calmar su conciencia, pusilánimes. Pero no, no señor, ella no los iba a dejar marchar tan fácil.

Con una punzada en el estómago se incorporó, para poder hablarles de frente mirándolos al alma. Ahora sí, llorando de dolor y gimiendo de pena, les explicó su suplicio, les demostró su angustia, les graficó a uno y cada uno de ellos su cobardía. Gritó, pataleó, castigo al aire con sus puñetazos. Lloró hasta perder la última barra de fuerza que le quedaba en ese frágil cuerpo, en ese malnutrido y devastado cuerpo.

Con esfuerzo, se acostó nuevamente. Recorrió con su mirada los rostros sorprendidos de los intrusos. Levantó la vista hacia las luces blancas y ablandó sus garras. Cerró los ojos. Relajó todos sus músculos. Y entonces sonrió.



Este texto fue escrito para participar del microrreto de El Tintero de Oro

Comentarios

  1. Hola, Lucas. Muy lograda la descripción de la paciente, su dolor íntimo y profundo.

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  2. Hola, jolines, me has puesto los pelos de punta. Muy buena narración.

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  3. Buena aportación para la colección de micro relatos. Un saludo

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  4. Buen relato, muy bien descrito el sentimiento de la prota y eso que no dices qué pasa y por qué debe estar ofendida, pero lo has hecho tan bien que da igual. Felicidades.

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  5. Saludos Kurt, ya te había comentado este relato en tu comentario en el Tintero de Oro pero lo hago de nuevo aquí. Es interesante tu relato. Lo leí dos veces para captar mejor como pasaron de ser personas que la querían a ser turistas nvasores. Esas luces blancas son esclarecedoras e irresistibles. Éxitos y bendiciones!

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  6. Muchas gracias a todes por la lectura y comentarios. Un abrazo!

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  7. Hola, Kurt.
    Has plasmado perfectamente la escena, como lectora así me lo has transmitido. Enhorabuena, y bienvenido al Tintero.
    Un abrazo.

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  8. me gusta el haberte leído y en parte conocido el otro la lado de vos

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  9. Muy buen micro. Sabia respuesta del paciente para sus interlocutores que muchas veces preguntan "cómo te sientes?" solo para quedar bien, para parecer interesados, porque basta un poco de empatía y se ahorraría sufrimiento al que lo padece.
    Un saludo, Lucas.

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  10. Gracias a las tres por la visita!! Me alegra que les haya gustado, nos leemos

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