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La Revolución




Gracias compañeros comenzó su discurso mientras levantaba la mano para acallar al público, gracias compañeras. Estamos aquí reunidos, compañeros y compañeras, en esta asamblea internacional de emergencia convocada por las razones de público conocimiento, para poner fin al reinado del terror que los humanos nos están haciendo vivir desde hace muchísimos siglos. Hemos soportado durante demasiado tiempo su humillación, su violencia y su codicia. Es este el momento, compañeras y compañeros, de que nos unamos entre nosotros, olvidando las diferencias que hemos estúpidamente construido. Debemos convocar a esta lucha también a los compañeros del Sindicato Marino Internacional y no olvidarnos de la Unión Terrestre de Mascotas, quienes intenta decir mientras el público lo interrumpe con gritos y abucheos. Por favor, ¡por favor compañeros! Es momento de unirnos, todos y cada uno de nosotros. Debemos juntarnos para ponerle fin a este modelo que los humanos tan bien han defendido y que han sabido exportar también hacia algunos miembros de nuestra familia. Debemos aprovechar, queridos compañeros, a los humanos que ya han despertado, que han comprendido lo que nosotros venimos defendiendo desde épocas muy anteriores a las del camarada Mayor y del camarada Snowball. gritos y exclamaciones bajan desde las tribunas en apoyo a los próceres e interrumpen nuevamente el discurso. Debemos aprovechar a aquellos humanos que defienden nuestra causa, debemos utilizar a aquellos humanos que comprendieron que, como dice nuestro mandamiento, todos los animales somos iguales. Y no podemos dejar de reconocer, camaradas, el apoyo invaluable que han hecho los compañeros de la UTM a esta causa. Sin su ayuda, esta lucha sería mucho más desigual.
Les pido, compañeros y compañeras, por la memoria del Viejo Mayor, por la memoria del camarada Snowball, por lo memoria de los mil millones de compañeros quemados vivos en Australia, por la memoria de los dos mil compañeros y compañeras asesinados por segundo para servir de alimento a los humanos. Les pido hoy, a cada uno de ustedes y por la memoria de todos ellos, que salgamos de nuestras selvas y desiertos, de nuestras montañas y pantanos, de nuestros mares y océanos, que liberemos a los compañeros presos en zoológicos y laboratorios, que abandonemos nuestras casas y luchemos para recuperar nuestro mundo. Les pido, compañeros, que invadamos sus ciudades, tomemos sus fábricas y ocupemos sus hogares. ¡Este es el momento compañeros! ¡Hoy es el último día de su tiránico reinado! ¡Hoy debe comenzar un nuevo mundo, un mundo de igualdad, un mundo de fraternidad entre ellos y nosotros! ¡Merecemos una vida mejor! Las últimas palabras del delegado Oliver fueron prácticamente inaudibles por los gritos, exclamaciones y cánticos que bajaban hacia el escenario.

La asamblea estaba terminada ante el abandono del salón de prácticamente todos los delegados. Algunos alzaron vuelo rápidamente hacia sus ciudades, otros emprendieron el viaje al galope. Algunos, dando saltos, enfilaron hacia la estación de tren más cercana. La consigna era clara y todos repitieron el mismo proceso en cuanto llegaron a sus localidades: convocaron a su gente, tomaron linternas, alimentos, pinturas y todos los elementos que pudieran cargar y se fueron a la ciudad humana más próxima, al acuario más cercano, al laboratorio vecino que estuviese en ese momento torturando a algún compañero. Ese mismo día, todos los animales habían sido liberados, informados y estaban en camino a las ciudades.

Rápidamente, los humanos aceptaron que los no humanos los superaban ampliamente en número y en organización y desistieron de su intento de iniciar una guerra armada contra todos los que defiendan a los revolucionarios. Esta vez, sin víctimas mortales, sin violencia física y en apenas unas horas, la segunda revolución había triunfado. Naturalmente, fue Oliver el primer orador de esa nueva era. Inició por recordar a los compañeros muertos y las atrocidades que los humanos llevaban haciéndoles durante años. Sin embargo, en una muestra de madurez absoluta, dejó de lado la sed de venganza e instó a la pacificación y al trabajo en conjunto de humanos y no humanos. Tenían como antecedente la primer experiencia revolucionaria: la habían estudiado, habían aprendido mucho de los errores de sus líderes y se habían preparado durante años para no repetirlos. Habían comprendido que no debían atacar a los humanos, que debían educar a sus ciudadanos para que no pudieran ser influenciados por líderes autoritarios o traidores, que debían educar a todos los animales en valores como la igualdad y la cooperación para así conformar una nueva sociedad. El trabajo más difícil sería convencer a los humanos de que éste era el modelo correcto. Para eso contarían, por suerte, con la ayuda de los humanos ya convencidos. Por último, Oliver también sabía que el proceso sería largo y que iban a tener que estar preparados para defender las conquistas con garras y dientes cuando sea necesario, entendiendo que, si triunfaban, ésta sería la revolución definitiva.



Muy bien niños dijo la señorita Sofía mientras éstos guardaban sus útiles. No olviden que mañana no tenemos clases. ¿Recuerdan por qué?
—¡Es el 125 aniversario de La Revolución! gritó uno desde el fondo.
Correcto. Hace 125 años, el canguro Oliver dio inicio a La Revolución.

Antes de irnos niños, recordemos nuestros mandamientos. Mandamiento primero dijo la directora.
Todos somos animales respondieron a coro. Mandamiento segundo.
Todos los animales somos iguales.
Mandamiento tercero.
Ningún animal matará a otro animal.
Hasta el jueves alumnos y alumnas saludó la directora.
Hasta el jueves señorita directora respondieron mecánicamente.

activismoilustrado.wordpress.com/

Comentarios

  1. Por acá mis saludos desde Venezuela. Buen relato con dos agregados que me gustaron 1. El problema actual en Australia y el de concluir como escenario con una escuela y su maestra, dejando una significativa enseñanza donde "todos pertenecemos al mismo Reino". Suerte en el Tintero

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  2. Los canguros, qué bichejos tan raros, aunque a lo mejor es normal que nos lo parezca, después de todo viven casi en otro mundo. A veces, parece que tenga que pasar una gran desgracia para que nos replanteemos nuestra existencia, me parece muy significativo y acertado, por ese motivo, que sea un canguro el que lleve la voz de casi todo el relato.
    Un texto lleno de guiños de la novela de Orwell que has fusionado, de una manera natural y perfecta, con partes de la realidad como lo de Australia o la creciente ola a favor de los derechos de los animales. Me gustó el epílogo con el que acabaste, dando a entender que La Revolución que tan bien detallas durante casi todo el relato, se llevo a témino de la manera planeada.
    Me ha gustado mucho, me ha dado qué pensar. Felicidades, Kurt, y mucha suerte.
    Un saludo.

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    1. Hi! Gracias por la lectura. En este relato, solamente tenía claras dos cosas. Una de ellas era que la voz sería de un canguro

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  3. Hola, Kurt. Has escrito una perfecta secuela de la novela de Orwell. Y la voz del canguro me parece significativa debido a los sucesos de Australia.
    Un placer leerte.
    Un abrazo

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  4. Hola Kurt,uy bueno tu relato, como una secuela del de Orwell y con ese final feliz con los mandamientos cumpliéndose. Éxitos y bendiciones 👍✌️🙏

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    1. Gracias! Continuando con lo que comenté arriba. La segunda cosa que tenía clara era que La Revolución debía triunfar

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  5. Es un caso que es muy cercano en el tiempo. Lo que está pasando en Australia y en el mundo con la destrucción de la naturaleza es para hacer muchas huelgas pacíficas no revolucionarias. Muy buen relato Un abrazo.

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    1. Tendríamos que estar haciendo una revolución muy muy grande. Un abrazo!

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  6. Hola Kurt:

    Actualidad a rabiar, hay que reconocerlo. Ahora la muerte de millones de animales por fuego se a transformado en inundaciones. Creo que si queremos cambiar algo tendrá que ser con una rebelión animal de este tipo, porque no veo yo a los humanos muy dispuestos.
    Con ese inicio de compañeros-compañeras me temía lo peor, pero luego ha resultado estupendo.
    Un relato que has sabido llevarlo con agilidad y con estilo.
    Te felicito.
    Un saludo.

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  7. Un relato revolucionario nos traes Kurt en la era de la desaparición de especies animales por uno u otro motivo. Una rebelión por sentirse en un segundo plano, manipulados. También pienso en todas las razas, cruces, mutaciones que se hacen con perros y gatos para saciar un capricho y ahí quedan cuando ya no están de moda. Por supuesto, la desaparición de la selva tropical, los incendios acaecidos recientemente en Australia, el deshielo en los Polos. Los movimientos actuales de los jóvenes no son suficientes y eso lo sabemos. Un relato que da que pensar con ese final abierto ¿qué harán los animales? o, ¿quiénes son los animales realmente?. Un abrazo y feliz domingo.

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    1. No sólo perros y gatos. También cruzamos y modificamos a todos los animales que después nos vamos a comer. Como bien decís, los movimientos actuales no son suficientes, da que pensar en que algo más tendremos que hacer.

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  8. Excelente adaptación de la novela de Orwell con numerosas alusiones a lo largo del relato.
    Destacaría el papel del original protagonista, el canguro Oliver, un concienciado líder australiano en favor de esta justa causa y con suficiente carisma para atraer a sus partidarios.
    Buena moraleja para reflexionar sobre la estructura política, social y económica que hoy impera en el mundo y como legendarios revolucionarios pacíficos han luchado para transformarla.
    Saludos.

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    1. No podía perderme la oportunidad de traer un relato revolucionario usando la excusa de Orwell.
      Gracias por la visita, un abrazo!

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  9. Hola Kurt. Tu relato está muy bien escrito, facilitando datos que hacen la narración muy verosímil. La oratoria del canguro Oliver tiene mucha fuerza y poder de convicción. Por ponerle un pero al relato, el primer párrafo se me ha hecho un poco largo. Suerte en el concurso.

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    1. Gracias por el comentario. He notado el largo de toda la primer parte del discurso, pero mientras lo escribía se me fue de las manos y no pude acortarlo más. Por un momento, pensé en que todo el relato sea Oliver arengando. Creo que, por suerte, pude recortarlo un poco y añadir las escenas en la escuela.
      Un abrazo!

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  10. ¡Vaya arenga y perorata se ha marcado el delegado Oliver! Solo faltan las fanfarrias. Y que no falte el compañeras/compañeros. Incluso citando al trotskyano Snowball.
    De los pocos relatos que llevo leído, este es el que más se ajusta a la propuesta de “Rebelión en la granja”…, por los mandamientos reducidos a tres, por los animales que intervienen, por las citas de personajes tan conseguidos, por el tono social, por la ironía implícita.

    Hasta pronto compañero Lucas :)

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    1. Hey, gracias Tara por la visita. Como mencioné antes, no podía perderme la oportunidad de intentar homenajear y adaptar el texto original y creo que ha quedado bastante bien.
      Espero leer tu escrito pronto. Abrazo!

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  11. Hola Kurt! Estoy de acuerdo con Tara. De momento, tu relato es el que más se ajusta a la propuesta centrada en la obra de Orwell; aunque ya sabemos que hay otras dos opciones en este mismo concurso mensual. Por otro lado, en cuanto a la considerable extensión de la primera parte del discurso del revolucionario Oliver, no deja de se "pecata minuta", si tenemos en cuenta lo bien construido que está el personaje, así como la misma historia contemplada en su conjunto. Una última cosilla: eso que has escrito sobre que el discurso "se te fue de las manos y no pudiste acortarlo más" no debes considerarlo como un defecto; sino más bien como una virtud. Está claro que te has dejado arrastrar por la sincera y apasionada arenga del líder-canguro, lo cual demuestra (pienso) lo en serio que te has tomado tu historia. No puedo por menos que felicitarte. Por cierto, para mí está perfecto el cuento tal y como ya está. Recibe un cordial abrazo y mucha suerte en el Tintero.

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  12. Una utopía en toda regla la que nos regalas, Kurt. Ojalá tuviéramos un delegado Oliver que nos guiara en el momento actual, haciéndonos aceptar nuestra diferencias para caminar hacia una misma meta. Pero no creo que lo consigamos; hay demasiado poder en juego y siempre habrá quien lo desee sin importarle las consecuencia.
    Un abrazo enorme, amigo. Mucha suerte.

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    1. Siempre hay personajes sin segundas intenciones dispuestos a ayudar. Debemos acercarnos y unirnos para poder triunfar.
      Un abrazo querido!

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  13. Buenas, Lucas.
    Me ha gustado mucho tu relato. Me ha parecido muy acertado que los animales aprendiesen de los errores del pasado, no como los humanos, y decidiesen hacer las cosas de una manera diferente. Ojalá muchos fuesen capaces de entender esta enseñanza.
    Nos leemos.
    Un saludo.

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    1. Si no aprendemos de los errores, nunca podremos mejorar

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  14. Gracias, Lucas, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!!

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  15. ¡Muy bueno, si señor! Se oye esa voz que llama a los camaradas (en femenino y masculino) a la revolución o más bien la contrarrevolución aprendiendo de los errores del pasado. Muy actual y muy en consonancia con la "Rebelión en la granja". Me admira la habilidad para contruir un texto con tan buen ritmo narrativo, la compacta construcción interna de la que se derivan tantos subtemas y el desarrollo escénico. ¡Qué original!
    Felicidades, Kurt y suerte en El Tintero.

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  16. Hola Kurt,

    comparto ideales. Ojalá pudiera convertirse en realidad lo que cuentas.

    Un gran abrazo y suerte

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  17. Desde luego el canguro Oliver es un lider nato, acostumbrado a arengar a los suyos en pos de un ideal, de ello da buena muestra la perorata inicial con la que arranca el relato, recordando la memoria de los personajes de Orwell. Ya en una segunda parte se nos muestra el objetivo revolucionario conseguido, un mundo en el que humanos y animales viven en confraternidad y armonía, sin duda un futuro deseado, aunque visto como tratamos al planeta, no se si llegará algún día. Mucha suerte en el concurso, Lucas. Un saludo.

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  18. Estoy de acuerdo con Jorge en que Oliver, el canguro, por su capacidad dialéctica y su poder de convocatoria tiene futuro como político o como predicador. Su extraordinaria revolución animal recuerda mucho la de otros grandes líderes humanos a lo largo de la historia. Una fábula muy bien narrada que conecta con temas de dolorosa actualidad, invocando una sociedad idílica con un nuevo orden jerárquico de las especies. Suerte en El Tintero. Saludos cordiales, Kurt.

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  19. Hola Kurt, me pregunto si trabajas como escritor fantasma de políticos. Sos buenísimo y creo que te pagarían muy bien. Tu Oliver es un líder estupendo porque a más de carismático es buen... animal (iba a decir persona). Un final excelente. Los mejores deseos. Un saludo

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    1. Jajaja, ojalá eso sucediera, pero por ahora sólo ficción gratuita que les regalo.
      Un abrazo!

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  20. Por si no has podido entrar a mi relato: Suprimí el Búho del título o sea que aparece como si la página no existiera, pero sobre el margen derecho está el título tal como quedó. Pinchar allí.

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  21. Una buena revolución pacífica como lo deberían ser todas ellas. simplemente se necesita comprensión y respeto mutuo entre las partes. Pero tristemente no deja de ser una pura utopía. Llegará el momento en que seamos conscientes de lo que nos jugamos y emprendamos un cambio gradual de mejoras.
    Un abrazo.

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  22. Has convertido la distopía de Orwell en una maravillosa utopía. Una revolución liderada por un canguro con gran poder de conviccióni y enorme sentido común, consigue un sueño imposible. Ojalá tuviéramos algún lider parecido a Oliver. Muy buen relato. Saludos y suerte en el Tintero.

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  23. Un relato muy cercano a la historia real aunque con la destrucción del planeta como late motiv, enhorabuena porque has sabido mantener el tono del discurso revolucionario. Mucha suerte en el Tintero. Un saludo.

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  24. La revolución sin sed de venganza. Educar a los humanos en el respeto por la naturaleza. Un mensaje esperanzador en un relato muy bien definido. Un saludo.

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Abrió sus ojos y se encontró con más de diez pares de pupilas que la examinaban. Pertenecían a todas caras conocidas, todas de amigos o familiares que la querían. Habían llegado desde varios puntos de la ciudad, en cuatro o cinco autos, y la observaban desde arriba, encorvándose un poco sobre su cama. Estaba triste, con ganas de llorar. Aunque intentaba evitarlo, para no preocupar a sus visitantes, sus ojos demostraban cansancio y la inclinación de sus labio, dolor. Ese dolor que desde hacía tanto tiempo la venía acompañando y la obligaba a calcular fríamente sus movimientos y evitar algunas comidas. Ese dolor que hasta parecía cómodo dentro suyo. Tanto, que no creía que vaya a irse nunca de allí. La saludaron. Los turistas, invasores de esa pena absoluta, querían saber cómo estaba. Como si no supieran que sufría en silencio, como si estuvieran esperando una mentira para calmar su conciencia, pusilánimes. Pero no, no señor, ella no los iba a dejar marchar tan fácil. Con u